Siempre es un acontecimiento para nuestra ciudad la celebración de un derbi en el que se enfrentan los dos equipos sevillanos de fútbol de Primera División, ahora llamada Liga BBVA. Y se trata de un acontecimiento porque va más allá de los tres puntos en juego, se vive con pasión más allá del propio partido. La semana de antes con los piques entre unos y otros y la semana de después donde los perdedores tienen que aguantar “el chaparrón” que les cae.
Y en esta ocasión ha sido un chaparrón de los buenos, casi tormenta, pues el partido desde el primer minuto tuvo claro color sevillista. El ambiente en las gradas ya decía que se trataba de un partido importante. Impresionante mosaico mientras sonaba el himno del centenario en el Sánchez-Pizjuán y saltaban los jugadores al césped. Los saludos y sorteo de campo de rigor y pitido inicial...
Saque de centro, primer ataque sevillista y gol de Reyes. 1-0 a los 13 segundos de partido. Pero no queda ahí la cosa. En el minuto 4 llegaba el segundo gol sevillista tras un cabezazo de Fazio al rematar una falta sacada por Rakitic. La intensidad con la que jugaba el equipo sevillista tenía totalmente desarbolados a los verdiblancos que prácticamente no sabían qué hacer para parar esa oleada. En el primer tiempo llegaron dos goles más para los locales. Nuevamente Reyes y Fazio hicieron que en el marcador se viera un 4-0 al descanso que los aficionados sevillistas hacía mucho tiempo que no veíamos en Nervión... y menos aún en un derbi.
La segunda parte tuvo poca historia. Rubén Castro acortó distancias en el minuto 66 y el equipo verdiblanco mejoró su juego, a pesar de jugar desde el minuto 62 con un jugador menos por expulsión de Rubén Pérez. Los sevillistas bajaron su intensidad por el cansancio acumulado tras la primera parte y por la claridad del resultado, aunque ya en el descuento Rakitic marcó el quinto gol para dejar el marcador en ese 5-1 histórico.
Creo que ni el más optimista de los sevillistas ni el más pesimista de los béticos esperaba ese resultado. Por dos razones: la trayectoria en liga de ambos equipos y las estadísticas de los derbis, que dicen que hay pocas goleadas. Pero así es el fútbol, que nunca se puede predecir lo que va a ocurrir.
Lo que sí tendríamos que intentar mejorar es la actitud de algunos aficionados. Esos cánticos insultantes al otro equipo y a sus aficionados deberían ser erradicados. Y es que no podemos dejarnos llevar por actitudes ultras... Afortundamente no son todos, porque durante la semana previa se han organizado actos de confraternización entre peñas de ambos equipos e incluso entre ambas directivas.
No olvidemos que sólo es fútbol y que todos tenemos en nuestras respectivas familias y en nuestros círculos de amigos a alguien del otro equipo de la ciudad. ¿Ellos merecen ser insultados? ¿Debemos permitirlo? Desde luego que no. Una cosa es la típica “guasa sevillana” de disfrutar el que gana sacando chistes del que pierde y otra cosa muy distinta es el insulto y la humillación.
Un derbi para el recuerdo... sobre todo de los sevillistas, claro. Yo estuve allí.
Juanma Díaz
Suscribo totalmente las palabras de Juanma sevillista y, sin embargo, amigo. Ser bético o sevillista no debe impedir ser crítico, razonable y educado... aunque duelan (o gozen)tus colores.
ResponderEliminarY los mayores tenemos -creo- la obligación de hablarles a los jóvenes de aquellos derbis en los que las aficiones iban a uno y otro estadio sin escolta y sin que hubieran altercados, aquellos en los que imperaba la cordura entre las aficiones y se iba a disfrutar de un derbi que se vivía con pasión, pero sin olvidar que aquél bético o sevillista era, ante todo, tu amigo, tu vecino, tu hermano...
ResponderEliminar